A mediado de los años 80 se consideraba que la presencia de toda masa anexial en mujeres mayores de 50 años y durante la menopausia, era considerada un caso directo de cirugía por ser un tumor maligno. Posterior a esta fecha, con la aparición del ultrasonido transvaginal, se comenzaron a encontrar quistes benignos que no ameritaban cirugía y podían resolverse con tratamientos.
A partir de ese momento, las estadísticas hablan de una incidencia de 18% de quistes simples de ovarios; de los cuales, el 70% se diluyen espontáneamente, el 7% persiste y el 23% restante son malignos y requieren ser resueltos con cirugías. Por tanto, la incidencia de cáncer de ovario por quistes menores de 10 cm, es muy baja.
Durante la menopausia y cuando la mujer tiene un quiste simple, se deben tomar en cuenta algunas consideraciones antes de tratarlo. A continuación se explican:
Tener el conocimiento que un quiste simple es maligno en un 0,3 a 1% de los casos.
Si el quiste mide menos de 5 cm se propone tenerlo bajo observación para evitar intervenirlo quirúrgicamente sin necesidad y observar más que su tamaño, su morfología.
Los quistes funcionales son muy frecuentes en las edades reproductiva de la mujer, sin embargo pueden también encontrarse durante la menopausia, aunque en menor proporción. Estos tipos de quistes sueles ir desapareciendo con el tiempo o estar presente durante largos periodos pero sin cambiar su morfología de quistes simples y benignos.
Con el avance de la tecnología, los equipos de ultrasonografía van mostrando mejores resultados en la visualización de la morfología de los quistes, permitiendo una mayor identificación de posibles cambios y lesiones malignas.
La mujer que se encuentra en etapa de menopausia debe realizar una evaluación una vez al año si se perciben quistes entre 1 y 7 cm con morfología simple. Si los quistes son mayores de 7 cm, es recomendable realizar evaluaciones con resonancia magnética o si lo recomienda el médico, mediante una revisión quirúrgica.
Otro aspecto importante es el diagnóstico temprano, ya que esto asegura una baja en la mortalidad por esta patología de hasta un 80%. Muchas veces, la mujer mayor de 50 años pasa por alto realizarse exámenes pensando que ya no menstrua y no tiene una vida sexual activa, permitiendo esto que la detección no sea en etapas tempranas y colocándola en situaciones de alto riesgo.
Para concluir, es importante que la detección de los tumores ováricos durante la menopausia se realice mediante una evaluación exhaustiva del tipo de quiste y de las condiciones de salud de la mujer. Deben ser cambiados los criterios de intervención para no hacer pasar a la mujer mayor de 50 años por procedimientos que puedan afectar aún más su vida sin necesidad aparente. Tomar en cuenta que un quiste simple no es una emergencia que deba tratarse mediante intervenciones quirúrgicas.
Igualmente, la mujer mayor de 50 años debe realizarse evaluaciones anuales de prevención del cáncer, ya que en la edad menopáusica se tiene el mayor riesgo de tener un quiste maligno.
Fotógrafo de profesión y escritor por obligación. Si no estoy escribiendo una foto estoy sacando un artículo.